La alimentación es una de las actividades que caracterizan los primeros meses de vida de los bebés, ya que deben alimentarse para crecer sanos y fuertes. En los primeros meses de vida de los más pequeños, se alimentan gracias a la leche materna o leche de fórmula. En cualquiera de los casos, es posible que un biberón forme ahora parte de la colección de vajilla de tu hogar, ya que es un elemento indispensable para aquellos bebés que consumen leche de fórmula y/u ocasional para aquellos que beben leche directamente de la madre, ya sea porque la madre se la ha extraído u otros motivos.
Sea cual sea la situación a la que te enfrentes, la limpieza del biberón es uno de los puntos clave en la higiene que respecta al bebé. La correcta higiene del biberón es muy importante para que la ingesta de la leche sea de la mejor calidad posible. Además, fundamental tener especial cuidado debido al sistema inmunológico que tienen los bebés en el inicio de su vida, que es bastante frágil.
Cuando hablamos de un biberón, nos referimos a todo el conjunto de piezas que lo conforman: el vaso donde se vierte la leche, la tetina y la tapa, si es que la lleva. De poco sirve que limpiemos muy a fondo una de las partes si las otras no se someten a un escrutinio similar. Puede parecer excesivo, pero realmente no lo es tanto. Vamos a dar una serie de consejos fáciles que permitirán que todo quede perfectamente limpio sin demasiadas complicaciones.
Agua y jabón
La combinación de estos dos elementos es una de las fórmulas más sencillas y repetidas a la hora de limpiar un biberón. Antes de empezar con la limpieza del biberón, es necesario que te laves las manos correctamente para evitar transmitir algún tipo de suciedad imperceptible que puedas tener en las manos. Una vez tengas las manos limpias, es momento de coger el vaso y limpiarlo con tus propias manos o con un trapo o bayeta que destines únicamente a este uso.
Es recomendable realizar esta acción de manera inmediata a cuando el biberón se vacíe, de modo que evitarás que la leche se pueda secar y dejar restos más sólidos y, por ende, más difíciles de quitar. Además del vaso, es fundamental meter mano a la tetilla para que quede limpia de forma correcta. De hecho, podríamos decir que la tetilla es la parte más clave en la limpieza del biberón. Se debe completar la limpieza total con la tapa. Una vez todas las partes estén bien limpias con agua y jabón, déjalas secar sobre una superficie limpia, ya sea un trapo de tela limpio o algún tipo de escurridor.
Esterilizar los biberones
Aunque la esterilización para muchos no es imprescindible, para otros muchos sí que lo es. Lo cierto es que si se esterilizan los biberones (y otros elementos como los chupetes) estamos asegurándonos de que estos artilugios queden completamente desinfectados. Es posible que la duda que puedas tener es en cómo se esterilizan los biberones. Pues bien, hay diversas formas de poder hacerlo.
La primera y una de las más sencillas es usando el lavavajillas, ya que puede ponerse a 65º. Otros de los métodos más comunes ya que se aprovecha un elemento que suele estar presente en las cocinas es con el microondas. El hervido es el método más tradicional para esterilizar, además de ser muy sencillo, puesto que solo tenemos que hervir los elementos en un cazo o una olla con agua. Por último, destacar el método del vapor, que se suele conseguir utilizando una esterilizador de biberones, un aparato creado para cubrir esta necesidad en concreto. En estos aparatos simplemente hay que poner agua y meter los biberones dentro. Además, suelen ser aptos para todo tipo de bibes, como los biberones anticólicos. Una vez cerrado, se genera vapor y así es como se consigue esterilizar los productos.
Toda esta información ya la tienes, pero no debes olvidar que antes de esterilizar los biberones es necesario que los limpies en profundidad. De poco sirve el proceso de esterilización si no se ha hecho antes una correcta limpieza.
