Cómo limpiar estufas

El frío está a la vuelta de la esquina y tenemos ya que hacernos a la idea de que tenemos que volver a desempolvar nuestras estufas y ponerlas a punto para la temporada de frío. Todos los sistemas de calefacción tienen que seguir un mantenimiento, incluso las típicas estufas que tenemos en casa para momento o habitaciones en concreto. Aunque sean un sistema de calefacción que no se usa ni todos ni todo el día, también tienen que limpiarse y seguir un mantenimiento por muchas razones. La más importante es que si no se mantienen limpias, las estufas pueden no calentar de la misma manera, haciendo que se tenga que poner mucha más temperatura y por más tiempo, lo que hace que se gaste muchísima más energía eléctrica de lo que de verdad tendría que gastar en un uso normal. Muchas veces el no tener una estufa bien limpia hace que el polvo o la suciedad haga que la estufa se recalienta y se apague por sobrecalentamiento o directamente con el tiempo deje de funcionar. Así que, no cuesta nada antes de empezar con la temporada de frío hacer una puesta a punto.

Si por desgracia tu estufa ya no funciona como debería debido a que ya lleva varios años con este sobrecalentamiento, una de las mejores soluciones es hacerte con una estufa de gas, ya que son mucho más prácticas y fáciles de mantener, además tienen la misma ventaja y es que pueden moverse fácilmente entre habitaciones y puedes redireccionar hacia donde más no convenga. Pero si tu estufa aún es nueva y simplemente necesita una  limpieza, no os preocupéis porque es muy sencillo y aquí os vamos a dar las claves.

Este tipo de estufas no necesita un purgado, así que simplemente con mantener la estufa limpia y dejando libre de suciedad las posibles salidas de aire caliente ya bastaría. Aunque la guardemos muy bien de un año para otro, siempre estará bastante llena de polvo, así que lo primero será utilizar una aspiradora para quitar la máxima cantidad de polvo, lo mejor será utilizar la boquilla más pequeña que tengamos para que pueda llegar a cualquier recobeco. Otro sistema que también es muy útil si no tienes boquillas pequeñas, es la de usar un secador de pelo para que caiga la suciedad al suelo y después recogerla.

Cuando ya hayamos acabado “lo gordo”, lo mejor será pasar a alguna mopa o trapo para poder limpiar las zonas interiores y superiores, que es donde más se posa el polvo, y le daremos siempre de arriba hacia abajo, teniendo especial atención a las rejillas de la parte eléctrica. Y por último, después de quitar el polvo, con un trapo humedecido con una mezcla de agua y un poquito de jabón neutro, vinagre y bicarbonato, limpiaremos toda la estufa excepto la parte eléctrica. Cuando terminemos, secaremos con un trapo seco.

Como hemos visto, la limpieza de una estufa es igual de simple que cualquier otro objeto. Sí hay que tener especial cuidado en el jabón que se vaya a utilizar, lo recomendable es un jabón neutro, con el que no tendremos ningún problema de óxido o cualquier otra reacción química ante los materiales de la estufa. Además con esta mezcla podrás desinfectar de una manera muy eficaz y barata toda la estufa, pudiendo así eliminar con las bacterias y ácaros muy rápidamente.

Eso sí, siempre hacerlo con la estufa en frío y desenchufada para evitar cualquier accidente. Y lo más recomendable es que dejéis pasar varias horas después de limpiarla para encenderla. Nunca limpies la zona eléctrica con agua o productos que contengan agua, siempre hacerlo en seco, como trapos o plumeros.

Esta limpieza tan profunda es recomendable que se haga justo antes de guardarla para el año siguiente y justo antes de volver a usarla. Pero semanalmente no vendría nada mal darle un pequeño repasito, sobretodo en la zona de las rejillas, para que no se obstruyan y en la zona superior, que es donde más se posa el polvo. Siguiendo estas pautas de limpieza, ya verás como la vida útil de tu estufa aumentará considerablemente y además verás como el gasto energético no subirá invierno tras invierno sin saber por qué.

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